sábado, 28 de enero de 2012

#14


Nausea convertida en océano, hoy terminan en marea, los desechos de nuestro amor.
Extrañar es un proceso al que la vejez atrae ineludiblemente, y aunque no seamos capaces de rehacer el pasado, hacemos del futuro inmediato, una reconstrucción borrosa, incompleta y turbulenta de lo que fue “realidad”. Pero no es para afligirse, hacemos lo mismo con el presente.
Pero por qué extrañar, anhelar lo que fue o no fue. Estamos enviciados con la distorsión. La ambición se nos escapa de las manos, nos infla hasta escapársenos por las orejas. Y para seguir con el tono, la contradicción, solo hace falta nombrarla.
Esas tres palabras me llevan a pensar al amor. Y el amor trae a la ilusión, al poeta.

Canción de piel
Trae en su interior armonía
Dulce, rompe corazones
No la olvides, no la sufras
Porque quieras o no
Desafinada también es Ella

Y quién le quiere encontrar algún sentido, el río de pensamientos desquiciados, tiene la ventaja que no mira hacia atrás. Y cada gota, cada litro de nuestro caudal, tiene un mito, el fin encriptado.
Solo hay que seguir gritando, como si alguien fuera a contestar del otro lado.